Siempre que la veía cometía un frenesí de estupideces, a ella esto no le importaba puesto que las confeccionaba con migo. Me encantaba rodar, saltar y embrollar su pelo, ya que su esencia lavaba mis manos.
-Suena utópico, pero es egoísta al fin y al cabo, puesto que eran acciones perfectas para confundirla y enlazarla-
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