Me encontraba en la grada que adjunta mi hogar. De la nada, extraje un cilindro y lo alumbre mientras observaba el meollo de la acera. Realmente estaba en trance, puesto que observaba la incandescencia de aquel punto lejano. Tres palabras recite. Y al mismo tiempo, dirigí con lentitud mi mano asía la arista de mi has…
Así pasaron 10 minutos. Entre tanto, observaba los hados de aquél foco, que yacían en el firmamento blanco de mi folio. Sinceramente no pensé, puesto que la tristeza yace permanentemente en el ventrículo izquierdo de mi lapicera.
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